miércoles, 3 de septiembre de 2008

Historias a Nontue II



Juguemos a los caballitos me dijiste, con la sonrisa cómplice de la media noche, esa que me regalas después de los últimos tres escritos que aun no acabo, con la que me quitas el vodka de la mano y el filtro del marlboro que me suele acompañar a esta hora, mientras te pienso, siendo que estas acá al lado peleando con tus números, te miro sonrojándome, pese al tiempo de esto, pese a mis años, y te digo – vamos que nunca fui un buen jinete – te ríes y me dices que esta vez no seré el jinete, sino el centauro que te llevara hasta el fin del mundo, por unas horas, por el tiempo que dedicamos, al fin solo a nosotros, lejos de todo lo que incumbe al mundo, fuera de nuestros juegos, fuera de estos metros de eternidad que hemos logrado construir.

Me sacas de la computadora y te subes a mi espalda, jugando a la jinete experta que quiere recorrer la estepa imaginaria de nuestros silencios, sobre el peso de este centauro que intenta entregarte un trozo de lo que es y esconde siempre, dejándose querer y dar libertad a esa fragilidad que le esconde al mundo, sabiendo que un unas horas regresara a la abulia conocida de quienes lo ven en las mañanas en la oficina de Bandera 250, que entre tazas de café y escritos, cuenta las horas y espera encontrarte solo para regresar a ser el y sentirse un poco mas libre.

Insistes en tomar mi pelo, mientras tus piernas se afirman fuerte de mí, para sentirme, para encontrarnos, para tener a tu centauro en ti, para crear la forma de tus labios con mis manos, con mis dedos refugiarme en la frágil eternidad que me entrega la dulzura de tus pechos, mientras el sudor de tu espalda se filtra en mis manos como gotas de rocío, y tu buscas mis labios con tu boca, con tus manos dibujando lo oscuro de mis labios y sin dejarte de mirar escuchas mis gemidos como cantos de gaviotas delirantes, como aquella de la playa donde vimos el atardecer hace solo un par de semanas, cuando decidimos seguir adelante con esto, y vencer los miedos y soledades que desde siempre nos acompañan, nos acompañaban.

Después de un rato me expresas que ya no quieres cabalgar, me miras y me dices, escóndeme y acurrúcame en tus brazos de centauro, te escondo en mi pecho mientras me lleno del aroma de tu cabello, acariciando tu espalda y tus pliegues en silencio, esos que ya conozco de memoria, pero que amo recorrerlos siempre y volverlos a memorizar, descubrirte y volverte a descubrir, en silencios que nos llenan y nos acompañan, para solo recordarnos que estamos acá solos, pero tan llenos de todo, llenos de nosotros mismos.

Después de un rato de mirarte, de sentirte con esta nostalgia presente por las horas que no estaremos, te digo, quiero que me enseñes a volar, tu centauro quiere que seas su pegazo que me hagas volar, ya que no se hacerlo por mi mismo, que quiero cabalgar en tus alas, que quiero que me lleves, que estos juegos de magia y sudores me hacen sentirme más parte de ti y a la vez llevarte un poco más acá, mas hacia la parte de mi que esta en ti.

Y mientras mi piel se hace mas una con la tuya entrando y sumergiéndome en ti, llenándome del sudor de tu piel, de la delicada textura de tus pechos y el sutil tacto de tus caderas cargadas de infinito perdido en sueños que ya olvidamos, y tus cabellos, claros como la mirada de los ángeles, juegan en mi cara, siento que puedo volar, que sin movernos un centímetro de esta camas estamos llegando más lejos que nadie, y las palabras y los gemidos se nos escapan como gotas de agua en un mar que nos pertenece, haciéndote mas parte de mí y haciéndome más parte de ti, y pese al nihilismo y lo escéptico de nuestras vidas, nos llenamos de la certeza de al fin tenernos.

Salgo a la cocina, por que creo que olvide cortar el agua o algo así, como de costumbre olvido algo, y al regresar me vez, con un cigarrillo en la mano y me preguntas que pasa, en que piensas, y mientras miro de reojo la Persistencia de la Memoria, el cuadro de Dali que cuelga en la pared, te respondo – en nada, créeme que por fin después de años de vagar en los laberintos de mi mente, al fin pienso solo en ti.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

what happened to the other one?

Anónimo dijo...

Todos "los juegos ........el juego"

Jugar a todo
Jugar a ser
Jugar a ver
Jugar a estar
Jugar a querer
Jugar a dejarse querer
Jugar a hacerse querer
Jugar a sentir
Jugar a amar
Jugar a contener
Jugar a buscarte
Jugar a encontrarnos
pero jugar a todo
El uno por el otro
El otro por el uno
Jugar hasta morir
Jugar hasta volar
Jugar espontáneamente
Jugar dejándonos llevar
Jugar expectantes"
Jugar-Jugar-Jugar
en esos juegos limpios , transparentes, auténticos, cómplices
Jugar a todo ...... amor mio

Non_ Non ( sep 2008)

Dennis dijo...

te quiero mucho mi cazador, creo que esta vez no hay palabras, simplemente me refugio en ti