lunes, 12 de octubre de 2009

Un Sueño de la Nada


Partí del sollozo de los años, de la multitud de hombres y miserias humanas,
Defendimos el día a días solos, consternados contra un mundo que nos golpeaba los sueños.
Solos, perdidos en medio de la nada de estos años, pero te vi partir, donde solo parten aquellos que no pueden regresar, sin dejar una estela de la nada.

Lleno de la ausencia de todo, ausencia de todo, de todo, de todo lo que se ausenta, en esta perdida del sentido de todo lo que esta ausente de ti y de la nada.

Gritando, aullando, blasfemando, maldiciendo y eructando contra dios
¿Y si existes? donde quedaron sus pasos
No existes, no existes, eres solo una utopía que justifica la miserable y enfermizo de la débil existencia humana, no existes, no eres nada, no eres, no existen y en tus palabras retumban las mentiras que acaudalan las inmensas arcas del purpurado y de los profetas y pastores mendigos de la fe de los ilusos.

Ni tú, ni Satanás merecen la atormentada alma de quien les habla,
Solo ella vestida de eternidad desaparecida de este mundo,
Sumida en las malformaciones del destino
Dejando mi alma solitaria, vagabunda, adormecida
Imperfectamente muerta, desolada, como la última gran desolación
Desperdiciada por la ausencia de tus besos,
De tus años soportando este camino
¿Donde vagas ahora indomable hembra?
De enardecida alma, que soporta los designios malheridos, de tu joven anciano toro negro de las atormentadas noches del olvido humano.

Aprendí a escribir tu nombre en los destellos de eternidad
En las estaciones de trenes,
En los acantilados de la muertes,
En las marinerías entre putas y borrachos,
En las resacas del olvido,
En los cementerios llenos de niños sin nacer,
En las calles llenas de amores de alquiler,
En los bares donde perdí mi alma por un puñado de versos,
En las catedrales de la muerte,
Donde el polvo blanco del amanecer corroía mis sienes,
En los hospitales de orates y mutilado cerebro.

Aprendí adorarte en el refugio cálido y feroz de la antigua casa de provincia
Aprendí a esconderme, del dolor de la mirada inquisidora de la vida,
En tus húmedas entrañas de terciopelo,
Conocí la paz del mundo, solo escondido en el cálido blancor de tus pechos
De niña que se hacia mujer y hembra indomable con el paso de nuestros años,
Domando a este toro salvaje y desquiciado, solo con el fulgor de tus besos y tus caderas, mientras la aurora era testigo del tiempo antes de tiempo.
Mientras la noche era testigo de la calma que escondían tus palabras como cantos de sirenas muertas.
Cuando en el fulgor descarnado de tus caderas escondías la paz que lograba
Abatir las iras de este toro rabioso y desconsolado
Frente a un mundo que no nos entregaba probidad.

Maldiciendo tu injustificada ausencia,
Tu desaparición antes de tiempo,
Perdiendo el frágil sentido de mi propio tiempo
Maldiciendo e imprecando
Imprecando, imprecando con imprecaciones malheridas
Le pregunto al cielo y al infierno
¿Que sentido tiene todo si no están tus pasos para seguirlos?
¿Que destino tiene la vida si merece ser llamada vida?
Si no están tus ojos
Para guiarnos el camino.

Y las naciones y ciudades llenas de mierda
Desaparecen frente a mis pasos,
Y se derrumban frente a mis ojos
Donde ya no quiero ver nada
Donde me niego a sentir todo.
Y hoy me niego a todo a todo me niego,
Y renuncio a esa miseria que llama vida
Solo para seguir tus pasos tras la muerte
Y en medio de llantos que ningún hombre ve
Que ningún ser vivo comprenderá jamás
Me arrojo a la muerte
La cojo por las entrañas para que me lleve a tu destino
Y he de coger y matar a la misma muerte
Solo para encontrar y seguir tus pasos las veces que sea necesario
Maldiciendo la misma maldición de la mismísima santa muerte
Solo para tenerte escondida entre mis brazos.

jueves, 11 de junio de 2009

Otra Noche en la Tierra


El frío congela las ideas sentenciando la ausencia de todo.
Las palabras desaparecen como sentencias de olvido,
Olvidamos los caminos de la vida
Los sueños venideros desvanecidos
Como imágenes en la estación de los encierros
Encierro del alma y los sueños
Sueños que desaparecen en medio de la gente.

Un cigarrillo se me escapa entre las manos,
Y una taza de café para espantar el miedo
Miedo de este tiempo tan lleno de olvido,
Olvido escribir los sueños y las vidas
Vidas pasajeras que no tienen un sentido,
Sentido transcendente extraviado en un libro roto
Libro roto cargado de sueños que deje de lado
Al lado del camino donde estaban tus ojos
Tus ojos tan llenos de memoria de nosotros
Nosotros frente a la nada.

La nada del mundo me consume los pulmones
Me extravía de tus ojos que no encuentro,
Donde dejamos aquello importante
Si es que alguna vez lo hubo
Período incesante lleno de la nada
Mientras el vacío se lleva mis palabras
Palabras encontradas y extraviadas
En la estación de los desencuentros.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Sobre La Existencia De Dios Y Mi Infancia

Siempre me ha llamado la atención, la idea sobre dios, el concepto que se tiene del, o como cobra importancia en la vida de los hombres y las sociedades, esa imagen perfecta e ideal de un ser supremo, que rige los destinos del universo, o tal vez más allá de eso, la capacidad o la idea, o tal vez necesidad, eso no lo tengo tan claro, de confiar y dejar en manos de la inexistencia material o de aquello simbólico, toda la carga o todo el destino de la existencia pragmática real del universo, o lo que conocemos de el, como podemos confiar la existencia en el vacío, en la nada, en aquello donde no existe materia alguna, compleja dicotomía que tal vez se refleja en la contraparte, de crear una gigante industria material de existencia simbólica como la fe o las religiones en todas sus formas y vertientes.

Tal vez esto sea como la diferencia entre el sentido y el sin sentido de la existencia humana, como confiamos la existencia y la trascendencia de lo real, en aquello que no lo es o no sabemos si en verdad pueda serlo, complejo crucigrama que rige la existencia del todo, tal vez la una no pueda vivir sin la otra y viceversa, o tal vez buscamos el sentido en aquello que en definitiva no lo tiene, toda la historia y el desarrollo de la humanidad y del universo mismo confiada en el azar y en las manos de aquello que no existe, la existencia misma confiada al vacío absoluto, o la sola idea de algo tan hipotético como estas palabras que plasmo aquí.

Creo que esta idea que hace días da vueltas en mi cabeza, me hizo indiscutiblemente recordar mi infancia y mi educación familiar, sobre todo los regaños y castigos, con ella aquellos factores que me fueron moldeando y formando como persona, o la idea de persona, castigos y regaños políticos o morales e ideológicos para actos prácticos, como un pequeño acto cobraba una dimensión política he histórica, una falta de consecuencia política e ideología, toda la historia política y social de la lucha de clases, que fuera desconocida por mi, al cometer una pequeña falta en lo cotidiano, como agredir a alguien o tal vez hacer algo incorrecto. Como si Marx u otros se volvieran fantasmas corpóreos, para indicarme lo negativo de mis actos, lo poco revolucionaria de mi disciplina de niño y adolescente.

Tal vez dios y Marx habiten el mismo espacio simbólico, pero de diferente forma, o en distintas dimensiones del vacío, si es que este tiene dimensiones o formas, o solo sea una contradicción teórica, tal vez desde el nihilismo mismo quiera llenar de algo simbólico el vacío al cual hago referencia con la justificación de la realidad pragmática, practica innecesaria de una praxis que remueve lo cotidiano, solo para dar inicio a la primera de Las Notas De Un Camaleón.



domingo, 1 de marzo de 2009

Con el alma Entre Los Sueños

Con un cansancio de siglos en el cuerpo
Con el alma tan llena de ti
Asumiendo el tiempo
Tal vez demasiado tarde
Pero nunca es tarde para dejar de mentirnos
Para despejar las verdades del alma
Y respirar un poco más hondo en este tiempo

Yo no se cuanto tarde en llegar a Ítaca
No se en verdad si la ciudad del tiempo
Alguna vez logre liberar mi alma
No comprendo mucho de lo que ocurre
Y no me interesa explicar a nadie
Este sueño de eternidades

Se que las palabras construyen realidades
Y los sueños existen en todas partes
Se que mis palabras te pertenecen
Aunque estas no te nombren
Pese a que oculte mis besos
Inventándote nombres y seudónimos
Apelativos innecesarios que solo confundían el camino

Yo desconozco el origen de los sueños
Tampoco se cual es el final de mi camino
Solo tengo la certeza
Que mis sueños y los senderos de mi vida
Tienen tu nombre y tus ojos
Mi alma se llena de eternidades
Al mirar el cielo que nos une.

domingo, 8 de febrero de 2009

Aquella Mañana


Esa mañana despertó con el frió en su cuerpo
Era una nueva mañana para todos
Despertó recordándola
Como siempre entre sus sueños
Con la mirada en el techo blanco
Recordando el infinito de sus ojos
Despertó sintiendo su presencia
Pese a que solo conocía sus letras
Y el dulce aroma de su alma
Despertó en medio de la nada
Acompañado solo con el recuerdo de sus palabras
Palabra que le acompañaban
En su peregrinar por calles sin nombre
Recordó su mirada que sin haberla visto
La concia desde siglos
De esos siglos buscándola en medio del tiempo
El tiempo perdido entre sollos
Por esa necesidad increíble de encontrarla
Pero esa mañana pese a la distancia
Sabía que ella estaba en todas partes
Llenado cada vació de su vida
Jugando con su pluma y sus manos
Mientras les escribía palabras secretas
Llenas te quiero y de quédate a mi lado
Palabras que solo existían en su alma
Las que hace rato había atrapado ella
Para esconderlas en un sueño que duraría siempre
En un sueño de infinitos marcados
Por sus ojos y sus besos
Rodeados del sonido melancólico
De su voz mientras la nombraba en los silencios
De las lluvias venideras en esa ciudad
Sin lugar ni tiempo

miércoles, 28 de enero de 2009

Insomnio Café y Letras

Te me pierdes en un cielo infinito
Cargado de dulzuras esperadas en silencios,
De mentiras a los otros escapando de mi mismo.
Escapando de los sueños y palabras que me siguen
Que sin tener tu nombre me regresan a ti,
Las historias de mis letras siempre tienen tu destino
Y mis ojos en cielo de Santiago.
Cada noche de caminatas por el parque
De esos sueños clausurados de miserias y mendigos
Me iluminan el camino sin estrellas pero cargados de ti.


Treinta mil kilómetros de sueños
Me separan de tu alma,
Treinta mil versos que no escribo
Pensándote en silencio,
Asumiendo en mis adentro
El dolor de las cicatrices de mi tiempo,
El dolor entre ciudades tan distantes y lejanas
Unidas por un cielo lleno de eternidades.


Mientras sigo en mi Santiago esperanzado
Entre tazas de café que no tienen amargura,
Si no la dulzura de unos labios que me temo mencionar
El café entre mis noches me recuerda
El sabor a eternidad que me esconden tus palabras
Y el humo de mis diez mil cigarrillos
Me hace recordar la inmensidad de nuestro cielo
Que no es el mismo cielo del mundo
Es el cielo de las palabras.

Entre sueños de un oriente donde
Me escondo entre mis sueños
Esos sueños secretos en que apareces
Como un hada protegiendo mis caminos
De Palabras y de cuentos en que encuentro mi pasión


Santiago en la espera de esos sueños desde lejos
De esos versos del recuerdo por años de esperarte
En medio de sus calles y sus noches cargadas de ti
Insomnios café y palabras
Que forjan nuestro cielo de eternidades
Que me muestran un lenguaje que solo en mis sueños existía
De cazadores de palabras protegidos por el manto
Infinito de tus ojos al anochecer
Cuidando el cielo de mi mundo