miércoles, 7 de noviembre de 2007

El Parque de la Soledad


Salio esa noche como de costumbre a caminar por el parque de las desesperaciones, prendió un cigarrillo y puso lo habitual en el ipod, miro a los borrachos, a las personas que pasaban en medio de los senderos de pasto, vio a los chicos y a las mujeres de la calle de enfrente, pensó en las noche que llevaba mirando a la misma mujer sin decir una sola palabra, ella también lo miraba y a ratos sonreía, para el era extraño que una chica con esa delicadeza estuviera ahí en ese lugar y para ella era extraño que ese hombre de semblante diferente como arrancado de otro mundo estuviera ahí, con ese aspecto de esperar algo, pero también tenia miedo de acercarse y preguntarle, por miedo de dejar de sentir lo que le recordaba esa silueta pálida y esos ojos extraviados que a ratos la miraban.


Pero esa noche algo cambiaría, una de las mujeres del parque se le acerca a pedirle un cigarrillo de forma agresiva, sacándolo de su concentrada y etérea soledad de siempre, el no sabe que hacer y se lo entrega e intenta prenderlo, pero la mujer empieza a maldecirlo sin explicación, es que parecer un extraño en la ciudad del tiempo siempre es peligroso, pero en eso algo lo salva de su temor, la chica llega a su lado y corre a la otra mujer, el no entiende nada, solo que ahora se siente a salvo y con un poco de paz.

La queda mirando y le agradece con un gesto y con sus pálidos ojos clavados en los de ella, ella lo mira con la misma dulzura del recuerdo que sentía al verlo todas estas noches, el piensa en invitarle un café pero teme, ella piensa en hablar un poco con el pero teme. Se miran y se despiden solo con un gesto, el camina de regreso a su departamento y ella de regreso a la calle de enfrente, ambos con la misma sensación y el mismo miedo y la misma pregunta los envuelve…que ganas de haber tenido el valor de abrazarte, que ganas de haber sentido el dulce refugio de tus brazos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizas cuantas veces le habra pasado lo mismo a tantas parejas que nunca fueron y podrían haberlo sido....

Mmm.. Está en cada uno saber degustar la vida de vagabundo...

MM1