lunes, 27 de octubre de 2008

Hasta el Proximo Fracaso

No era el largo de sus claros cabellos ondulados
Movidos por el viento las tarde de primavera,
Ni lo oscuro de esos ojos café
Que reflejaban las miserias y miedos
De mi propia alma desquiciada,
Tampoco el ocre de su suave piel
Que al unirse con la mía parecían un solo ser
Una sola piel, y una sola maldita vida mirando
El infinito cielo que no perdía de vista
Nuestras miserias esperando el fracaso
Ya sentenciado por las horas de esta vida.
Ni lo desquiciado de nuestras risas
Que colmaban los bares perdidos,
Escondiéndonos del ojo inquisidor del mundo
De los prejuicios por nuestras traiciones,
Eso no importaba a nadie
Ya estábamos desquiciados por el solo hecho
De encontrarnos esa noche
Y saber que nuestras malditas almas
Estaban cargadas de la misma mierda que hace siglos,
Solo faltaba la palabra indicada
Para volver al error y el daño interminable
De siglos y siglos intentando esta historia
De pasión y un amor sin más sentido
Que esperar el fracaso destinado por los dioses.
Era esa sensación de eternidad mal herida,
De infinito vagabundo cargado de tristezas,
En cada maldito encuentro clandestino
Que nos hacían intuir que el infierno estaba cerca,
Como esa tarde frente a la iglesia de San Pablo,
Cuando la loca Mecí de bella vista
Nos miraba con dolor y miedo
Para decirnos lo hermosos que éramos
Lo bello y frágil de nuestra imagen
Perpetuada por sus ojos y palabras,
Mientras las cenizas de un pitillo reluciente
Aletargaba el amargo de esos besos clandestinos
Mientras mi mujer y tu amante
Preguntaban al cielo clausurado
Que maldita calle escondía este futuro ya acabado.
Me escondías entre besos y sollozos
La verdad sobre el fin de nuestra historia,
El motivo universal de esta ruina,
La absurda desaparición de nuestras almas,
Mientras el destino nos susurraba al oído
Que el final de esta mentira estaba cerca,
Que el amor y la pasión de esta locura
Se perdía como arena en un reloj,
Mientras en las oscuras tardes de ausenciarte,
Me convocaban a seguir destruyendo otras vidas,
Me pedían que entre odios y sudores
Acallara a los demonios que gritaban
En lo más oscuro de mis sienes,
Que solo era el inicio de una nueva herida.
Era tanta la belleza y la locura,
Los escritos y los cantos doloridos,
Que nacían como gaviotas muertas
En medio de la playa de las despedidas.
Era tanta la pasión ya prohibida,
Que el universo temía la locura
De los besos y caricias naufragantes
Anunciado la maldita partida,
Ni mi sudor ni tus entrañas delirantes
Bastarían para salvar este amor desquiciado
De los vicios de nuestras propias vidas.
Y así es como llegan los finales antes de tiempo,
Y las historias que jamás culminan
Las miserias que acompañan nuestras almas,
Por siglos y siglos de perdernos
De encontrar en cada calle una triza
De algo que existe en ningún maldito lugar
Así que esa fue la despedida
Cagandonos con descaro en el destino
Y será hasta la próxima puta vida.

1 comentario:

Jose Victor Nunez Nalda dijo...

Empiezo a oir tu voz al leerte, ausente de la maldicion como del agua